Un buen padre tiene que educar desde niño a su hijo ya que este conocimiento es el que permanece hasta la edad adulta. La sagrada escritura lo enfatiza de diversas maneras, “Hijo mío atiende la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre, pues será para ti un bello adorno: como un collar o una corona” Proverbios 1,8-9.